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Edición especial 104        13  de enero  de 2010                ISSN 1666-650X


Edición electrónica quincenal y gratuita, gentileza de la Escuela de Educación Mental con recursos de Capacitación y Desarrollo Personal, orientada a estudiantes, profesionales y empresas.


    "Háblame y quizás lo olvide. Enséñame y quizás recuerde. Particípame y aprenderé"

(Benjamín Franklin)


   

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Hoy compartimos los siguientes artículos:

 

Acerca del compromiso de la inteligencia y el tiempo psicológico

De la eurritmia a Elvis

 

Estas serán las siguientes ediciones del mes de enero de 2010:

 

Artículo especial 20 de enero
Nº 170 27 de enero

 

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Artículos

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◊- Acerca del compromiso de la inteligencia y el tiempo psicológico -◊

Tiempo de lectura 19' 58''

Brockword Park
(Una charla de Krishnamurti)

Consideren ustedes lo que está sucediendo sobre esta tierra donde el hombre ha producido un caos semejante, donde continúan las guerras y otras cosas terribles. Este no es un enfoque pesimista ni optimista; es un simple mirar los hechos tal como son. Aparentemente, es imposible tener paz en esta tierra, o vivir nuestras vidas de modo que haya entre unos y otros amistad y afecto. Hace falta una gran inteligencia para vivir en paz con uno mismo y con el mundo. No se trata simplemente de tener el concepto de la paz y de esforzarse por vivir una vida pacifica que puede volverse meramente una vida más bien vegetativa- sino de investigar si es posible vivir en este mundo donde impera tal desorden, tal iniquidad si es que podemos usar esa palabra algo anticuada con cierta cualidad interna de paz en la mente y el corazón. No una vida que es un perpetuo batallar en conflicto, en competencia, en imitación y conformidad; no una vida satisfecha o realizada; no una vida que ha logrado algún éxito, cierta fama, cierta notoriedad o riqueza material, sino una vida que posea en si una cualidad de paz. Debemos investigar esto juntos para descubrir si es de algún modo posible tener una paz semejante; no sólo una paz mental, que es meramente una parte pequeña, sino esta peculiar condición de serena aunque tremendamente activa calma, con un sentido de dignidad y sin sentimiento alguno de vulgaridad. ¿Puede uno vivir una vida semejante?

 

¿Nos hemos formulado alguna vez una pregunta de esta naturaleza, rodeados como estamos por un desorden total? Uno tiene que ser muy claro acerca de este hecho; de que exteriormente impera un desorden total cada mañana leemos en los diarios noticias sobre algo terrible, sobre aeronaves que pueden viajar a una velocidad asombrosa de un extremo a otro de la tierra sin reabastecerse de combustible y transportando un gran peso en bombas y gases que pueden destruir al hombre en pocos segundos. Si observamos todo esto y nos damos cuenta a qué extremo ha llegado el hombre, quizá sintamos que al formularnos esta pregunta nos hemos formulado lo imposible, y digamos que uno no puede de ningún modo vivir en este mundo sin estar internamente alterado, sin problemas; que no puede vivir una existencia por completo libre de egocentrismo. Hablar acerca de esto, utilizar palabras, tiene muy poco significado a menos que, al comunicarnos unos con otros, descubramos o demos con un estado de total y absoluta quietud. Ello requiere inteligencia, no fantasía, no algún ensueño peculiar llamado 'meditación', no alguna forma de autohipnosis, sino inteligencia.

¿Qué es inteligencia? Inteligencia es percibir lo ilusorio, lo falso, lo irreal, y descartarlo; no afirmar meramente que es falso y continuar en lo mismo, sino descartarlo por completo. Eso forma parte de la inteligencia. Ver, por ejemplo, que el nacionalismo, con todo su patriotismo, su aislamiento, su estrechez de ideas, es destructivo, que es un veneno en el mundo. Y ver la verdad de ello, es descartar lo falso. Eso es inteligencia. Pero continuar con el nacionalismo reconociéndolo como estúpido, es esencialmente parte de la estupidez y el desorden y crea más desorden. Inteligencia no es la ingeniosa búsqueda de argumentos, de opiniones contradictorias que se oponen unas a otras como si por medio de opiniones pudiera encontrarse la verdad, lo cual es imposible sino que es la comprensión de que el pensamiento con todas sus capacidades, con todas sus sutilezas, con su extraordinaria e incesante actividad, no es inteligencia. La inteligencia está más allá del pensamiento.

Para vivir pacíficamente, uno tiene que examinar el desorden. ¿Por qué nosotros, los seres humanos, que supuestamente hemos evolucionado de una manera extraordinaria, que somos extraordinariamente capaces en ciertas direcciones, por qué toleramos semejante desorden en nuestras vidas cotidianas y vivimos con él? Si uno puede descubrir la raíz de este desorden, su causa, y observarla cuidadosamente, entonces en la observación misma de la causa del desorden, está el despertar de la inteligencia. En la observación del desorden, no en el esfuerzo por producir orden. Una mente confusa y desordenada, un estado mental contradictorio, aunque se esfuerce por producir orden, seguirá siendo el desorden. Estamos confundidos, nos sentimos inseguros, vamos de una cosa a otra cargando múltiples problemas; y de un modo de vivir semejante queremos obtener orden. Lo que entonces parece ser orden, surge de nuestra propia confusión y, por lo tanto, sigue siendo confuso.

Cuando esto está claro, ¿cuál es, entonces, la causa del desorden? Éste tiene muchas causas; el deseo de realización personal, la ansiedad de no realizarse, la vida contradictoria que uno vive, diciendo una cosa y haciendo algo por completo diferente, tratando de suprimir una cosa y de lograr otra. Éstas son todas las contradicciones internas. Uno puede encontrar muchas causas, la búsqueda de causas es interminable. Pero uno podría inquirir dentro de sí mismo y descubrir si existe una causa fundamental. Tiene que existir, es obvio. La raíz, la causa original es el 'yo', el 'mí', el 'ego', la personalidad generada por el pensamiento, por la memoria, por múltiples experiencias, por ciertas palabras, por ciertas cualidades que producen el sentimiento de separación y aislamiento; ésa es la causa original del desorden. Sin embargo, por mucho que el 'yo' trate de no ser el 'yo', eso sigue siendo el esfuerzo del 'yo'. El 'yo' pueda identificarse con la nación, pero esa misma identificación con lo más grande sigue siendo el 'yo' glorificada. Cada uno de nosotros hace eso de diferentes maneras. El 'yo' es producido por el pensamiento; ésa es la causa original de este desorden total en que vivimos. Habiendo vivido siempre en tal desorden, y habiéndonos acostumbrado tanto a él, lo aceptamos como algo natural. Pero cuando uno observa lo que causa el desorden, empieza a cuestionarlo, lo investiga y ve cuál es su raíz. Lo observa sin hacer nada al respecto; entonces esa observación misma comienza a disolver el centro que es la causa del desorden.

Inteligencia es la percepción de lo verdadero; esa percepción descarta lo falso; ve la verdad en lo falso y comprende que ninguna de las actividades del pensamiento es inteligencia. Ve que el pensamiento mismo es el producto del conocimiento, el cual es el resultado de la experiencia como memoria, y ve que la respuesta de la memoria es el pensamiento. El conocimiento es siempre limitado eso es obvio- no existe el conocimiento perfecto. Por esto el pensamiento, con todas sus actividades y todo su conocimiento, no es inteligencia. De modo que uno se pregunta: ¿Qué lugar tiene el pensamiento en la vida, considerando que toda nuestra actividad se basa en el pensamiento? Cualquier cosa que hagamos tiene su base en el pensamiento. Todas las relaciones se basan en el pensamiento. Todas las invenciones, los logros tecnológicos, el comercio, las artes, todo responde a la actividad del pensamiento. ¿Qué lugar ocupan, entonces, el conocimiento y el pensamiento, con respecto al deterioro del ser humano?

El hombre ha acumulado conocimientos inmensos en el mundo de la ciencia, de la psicología, de la biología, de la matemática, etcétera. Y pensamos que nos elevaremos por medio del conocimiento, que por él nos liberaremos, nos transformaremos. Ahora nosotros estamos cuestionando el lugar que el conocimiento tiene en la vida. ¿Nos ha transformado el conocimiento, nos ha hecho buenos? otra palabra fuera de moda. ¿Nos ha dado integridad? ¿Forma parte de la justicia? ¿Nos ha dado libertad? Nos ha dado libertad en el sentido de que podemos viajar, comunicarnos de un país a otro. Tenemos mejores sistemas de aprendizaje, así como también la computadora y la bomba atómica. Todas estas cosas son el resultado de la acumulación de vastos conocimientos. Volvemos a preguntarnos: ¿Nos ha dado libertad este conocimiento, nos ha dado una vida justa, una vida esencialmente buena?

Libertad, justicia y bondad; esas tres cualidades constituían uno de los problemas de las antiguas civilizaciones que lucharon por encontrar un sistema de vida que fuera justo. La palabra 'justo' quiera decir que uno tiene rectitud, que actúa con benevolencia, con generosidad, que no tiene tratos con el odio o el antagonismo. Llevar una clase de vida justa, recta, significa llevar una vida que no se amolda a un patrón ni a ciertos ideales extravagantes proyectados por el pensamiento; significa llevar una vida plena de afecto, una vida verdadera, precisa. Y en este mundo no hay justicia; uno es ingenioso, otro no lo es; uno tiene poder, otro no lo tiene; uno puede viajar por todo el mundo y conocer personas prominentes; otro vive en un pueblo pequeño, en una habitación estrecha y trabaja día tras día. ¿Dónde hay justicia ahí? ¿Puede la justicia encontrarse en las actividades exteriores? Uno puede llegar a ser primer ministro, presidente, director de una enorme corporación intercontinental; otro puede ser para siempre un oficinista en el más bajo nivel. ¿Buscamos, pues, la justicia externamente, tratando de crear un estado igualitario por todo el mundo se intenta esto, en la creencia de que habrá de producir justicia- o la justicia habrá de encontrarse fuera de todo eso?

La justicia implica cierta condición de integridad, implica ser total, íntegro, no dividido, no fragmentado. Eso puede ocurrir únicamente cuando no hay comparación. Pero nosotros siempre estamos comparando mejores automóviles, mejores casas, una posición mejor, un mayor poder y así sucesivamente. La comparación es medida. Donde hay medida, no puede haber justicia. Y no puede haber justicia donde hay imitación y conformidad. Siguiendo a alguien, escuchando meramente estas palabras, no vemos la belleza, la cualidad, la profundidad de estas cosas; podemos estar de acuerdo superficialmente, pero de hecho nos distanciamos de ellas. Las palabras, la comprensión de la profundidad que éstas contienen, debe dejar una huella, una semilla; porque la justicia tiene que estar ahí, dentro de nosotros.

Conversando una vez con un psicólogo muy conocido, quien les habla usó la palabra bondad. ¡El otro se horrorizó! Dijo: "Esa es una palabra anticuada, actualmente no la usamos". Pero a uno le agrada esa buena palabra. ¿Qué es, entonces, la bondad? No es el opuesto de lo malo. Si es el opuesto de lo malo, entonces la bondad tiene sus raíces en la maldad. Cualquier cosa que tenga un opuesto, por fuerza ha de tener sus raíces en ese opuesto. Por lo tanto, la bondad no está relacionada con lo otro, con eso que consideramos malo. Está totalmente divorciada de lo otro. Uno debe mirar la bondad tal como es, no como una reacción al opuesto. Bondad significa un modo de vida recto, no en términos de religión o de moralidad o de un concepto ético acerca de la rectitud, sino en términos de un ser humano que ve lo que es verdadero y lo que es falso, y que sostiene en sí esa condición de sensibilidad que ve el hecho inmediatamente y actúa.

La palabra 'libertad' tiene implicaciones muy complejas. Cuando hay libertad, hay justicia, hay bondad. Se considera que la libertad es la posibilidad de elegir. Pensamos que somos libres porque podemos viajar al extranjero, o elegir nuestro trabajo, o hacer lo que nos plazca. Pero donde hay elección, ¿hay libertad? ¿Quién es el que elige? ¿Y por qué tiene uno que elegir? Cuando psicológicamente hay libertad, cuando uno es muy claro en su capacidad de pensar objetivamente, de manera impersonal, muy precisa, no sentimental, entonces no hay necesidad de elegir. Cuando no hay confusión, la elección no existe.

¿Qué es, entonces, la libertad? La libertad no es el opuesto del condicionamiento; si lo fuera, sería meramente una especie de escape. La libertad no es un escape de nada. Un cerebro condicionado por el conocimiento, es siempre limitado, está viviendo siempre dentro del campo de la ignorancia, siempre con la maquinaria del pensamiento, de modo que no puede haber libertad. Todos vivimos con diversas clases de miedo miedo al mañana, miedo a las cosas que nos sucedieron en muchos ayeres. Si buscamos liberarnos de ese miedo, entonces la libertad tiene una causa y no es libertad. Si pensamos en términos de causalidad y libertad, entonces esa libertad no es libertad en absoluto. La libertad implica no sólo un determinado aspecto de nuestra vida, sino que es libertad total, ilimitada; y esa libertad no tiene causa.

Ahora bien; habiendo establecido todo esto, consideremos la causa del dolor y averigüemos si esa causa puede terminar alguna vez. Todos hemos sufrido de una manera u otra, a causa de muertes, por falta de amor, o por haber amado a alguien sin que ese amor fuera correspondido. El dolor tiene muchas, muchas caras. Desde los tiempos más remotos, el hombre siempre ha intentado escapar del dolor; y después de milenios, todavía seguimos viviendo con el dolor. La humanidad ha derramado lágrimas inenarrables. Han habido guerras que han traído tantas agonías a los seres humanos, tan enorme ansiedad... y aparentemente ellos no han podido librarse de ese dolor. La siguiente no es una pregunta retórica, pero ¿es posible para un cerebro humano, para una mente humana, para un ser humano, verse totalmente libre de la ansiedad del dolor y de todo el tormento humano que lo acompaña?

Recorramos el mismo camino para descubrir si podemos, en nuestra vida cotidiana, poner fin a esta terrible carga que el hombre ha soportado desde tiempos inmemoriales. ¿Es posible dar con el cese del dolor? ¿Cómo abordan ustedes una pregunta semejante? ¿Qué reacción experimentan ante esa pregunta? ¿Cuál es el estado, la condición de la mente cuando se les formula una pregunta de esa clase? Mi hijo ha muerto, mi esposa se ha ido, tengo amigos que me han traicionado; he seguido con gran fe un ideal y, después de veinte años, ello ha resultado infructuoso. ¡El dolor contiene tan inmensa belleza y tanto padecimiento! ¿Cómo reacciona uno ante esa pregunta? ¿Dice: "Ni siquiera quiero considerar esa pregunta. He sufrido, sufrir es el destino del hombre, racionalizo el sufrimiento, lo acepto y sigo adelante"? Ésa es una manera de habérselas con el dolor. Pero no hemos resuelto el problema. O bien remitimos ese dolor a un símbolo y adoramos ese símbolo, como se hace en el cristianismo; o como han hecho los antiguos hindúes es el destino de uno, el karma personal. O, como se hace en el mundo moderno, decimos que los responsables son nuestros padres, o la sociedad, o que los causantes de nuestro sufrimiento son alguna clase de genes que hemos heredado, y así sucesivamente.

Han habido miles de explicaciones. Pero las explicaciones no han resuelto la aflicción y la angustia del dolor. Por lo tanto, ¿cómo abordan ustedes esta pregunta? ¿Quieren mirarla cara a cara? ¿Prefieren hacerlo casualmente? ¿O se enfrentan a ella con azoramiento? ¿Cómo abordan desde cerca, desde muy cerca un problema semejante? ¿Es el sufrimiento diferente del observador que dice: "Yo sufro"? Cuando el observador dice, "yo sufro", se ha separado a sí mismo de ese sentimiento, de manera que no se ha aproximado a él en absoluto. No lo ha tocado. ¿Puede uno dejar de evitar el sufrimiento, de transmutarlo? ¿Puede no escapar del sufrimiento sino acercarse a él con la máxima proximidad posible? Eso significa, entonces, que uno es el sufrimiento. ¿No es así?

A causa del sufrimiento podemos haber inventado un ideal de libertad. Esa invención ha postergado el sufrimiento separándonos aún más de él; pero el hecho es que somos el sufrimiento. ¿Nos damos cuenta de lo que eso significa? No es que alguien ha causado nuestro sufrimiento, no es que nuestro hijo ha muerto y que, por eso, derramamos lágrimas. Podemos verter lágrimas por nuestro hijo, por nuestra esposa, pero ésa es una expresión externa de dolor o sufrimiento. Ese dolor es el resultado de nuestra dependencia con respecto a esa persona, de nuestro apego, es el resultado de aferrarnos a esa persona y sentir que sin ella estamos perdidos. Entonces, como de costumbre, tratamos de actuar sobre el síntoma, nunca vamos a la raíz misma de este gran problema que es el dolor. No estamos hablando acerca de los efectos exteriores del dolor si se interesan en los efectos exteriores, pueden tomar una droga y tranquilizarse. Lo que intentamos, es descubrir por nosotros mismos no que alguien nos lo diga y entonces lo aceptemos de descubrir realmente por nosotros mismos la raíz del dolor. ¿Es el tiempo el que causa dolor el tiempo que el pensamiento ha inventado en el reino psicológico? ¿Comprenden mi pregunta?

Interlocutor: ¿Qué entiende usted por tiempo psicológico?

K: No me pregunte a mi qué es el tiempo psicológico. Formúlese esa pregunta a usted mismo. Tal vez quien le habla pueda sugerírselo poniéndolo en palabras, pero es su propia pregunta. Uno ha tenido un hijo, un hermano, una esposa, un padre. Se han muerto. Jamás podrán regresar. Se han borrado de la faz de la tierra. Por supuesto, uno puede inventar una creencia de que ellos están viviendo en otros planos. Pero uno los ha perdido; hay una fotografía sobre el piano o sobre la repisa de la chimenea. El recuerdo que uno tiene de ellos está en el tiempo psicológico. Uno recuerda cómo los ha querido, cómo ellos lo han querido a uno, la ayuda que significaban nos ayudaban a encubrir la propia soledad. El recuerdo de ellos es un movimiento del tiempo. Ayer estaban ahí y hoy han desaparecido. O sea, que se ha formado un registro en el cerebro. Ese recuerdo es una grabación en la cinta del cerebro; y esa cinta se está reproduciendo todo el tiempo: cómo uno ha paseado con ellos por los bosques, los recuerdos sexuales, el compañerismo que había, el consuelo que uno derivaba de ellos. Todo eso ha desaparecido, y la cinta continúa funcionando. Esa cinta grabada es la memoria, y la memoria es tiempo.

Si esto le interesa, investíguelo profundamente. Uno ha vivido con su hermano o su hijo, ha tenido días dichosos con ellos, ha disfrutado junto a ellos de muchas cosas; pero ellos han muerto. Y el recuerdo de ellos permanece. Es ese recuerdo el que está causando dolor. Es por ese recuerdo que uno derrama lágrimas en su soledad. ¿Es entonces posible no registrar? Esta es una pregunta muy seria. Uno se deleitó con la salida del sol ayer en la mañana; era tan clara, se veía tan bella entre los árboles, proyectando sobre el césped una luz dorada con largas sombras... Fue una mañana agradable, encantadora, y eso se ha registrado. Entonces comienza la repetición. Uno ha registrado lo que ocurrió, lo que le causó deleite, y más tarde ese registro como el registro de un fonógrafo o una grabadora de cinta se repite. Esa es la esencia del tiempo psicológico. ¿Pero es posible no registrar en absoluto? Mirar la salida del sol hoy, concederle toda la atención, observar el movimiento de la luz dorada sobre el césped, con sus largas sombras... y no registrarlo, de modo que no quede de ello ningún recuerdo eso se ha ido. Mirar con toda la atención y no registrar; la atención misma del mirar, niega cualquier acción de registrar.

¿Es el tiempo, entonces, la raíz del dolor? ¿Es el pensamiento la raíz del dolor? Por supuesto. Así, los recuerdos y el tiempo son el centro de nuestra vida, vivimos a base de ellos; y cuando ocurre algo que es drásticamente doloroso, volvemos a esos recuerdos y derramamos lágrimas. Deseamos que él o ella, a quienes hemos perdido, se hubieran encontrado aquí para gozar el sol cuando lo estábamos contemplando. Lo mismo sucede con todos nuestros recuerdos sexuales formamos una imagen y pensamos en ella. Todo eso es memoria, pensamiento y tiempo. Si uno pregunta: ¿Cómo es posible que se detengan el tiempo psicológico y el pensamiento?, ésa es la pregunta equivocada. Cuando uno comprende la verdad de esto no la verdad de otro, sino la propia observación de esa verdad, la propia claridad de percepción- ¿no termina eso con el dolor?

¿Es posible prestar una atención tan tremenda que nos permita vivir una vida sin registros psicológicos? El registrar se produce solamente donde hay inatención. Uno está acostumbrado a su hermano, su hijo o su esposa; sabe lo que dirán ¡han dicho con tanta frecuencia la misma cosa! Uno los conoce. Cuando afirma: "Los conozco", es que está inatento. Cuando decimos: "Conozco a mi esposa", es obvio que no la conocemos realmente, porque no es posible conocer una cosa viva. Es sólo una cosa muerta, el recuerdo, lo que conocemos.

Cuando nos damos cuenta de esto con gran atención, el dolor tiene un significado por completo diferente. No hay nada que aprender del dolor. Entonces sólo existe la terminación del dolor. Y cuando el dolor se termina, hay amor. ¿Cómo podemos amar a otro, amar, tener la cualidad de ese amor, cuando toda nuestra vida se basa en recuerdos, en esa imagen que uno ha colgado sobre la repisa de la chimenea o ha colocado sobre el piano? ¿Cómo podemos amar cuando estamos presos en una vasta estructura de recuerdos? El cese del dolor es el comienzo del amor.

¿Puedo repetir una historia? Un maestro religioso tenía algunos discípulos y acostumbraba hablar con ellos todas las mañanas acerca de la naturaleza de la bondad, de la belleza y del amor. Y una mañana, justamente cuando está por comenzar a hablar, un pájaro se posa en el antepecho de la ventana y empieza a cantar. Canta por un rato y desaparece. El maestro dice: "Por esta mañana, la plática ha terminado".

J. Krishnamurti, 4 de septiembre de 1982

 

◊- De la eurritmia a Elvis -◊

Tiempo de lectura 2' 51''

El movimiento y el baile suelen aumentar el poder sanador de la música, y se han desarrollado dramas curativos basados en relatos mitológicos, formas concretas de movimiento y sonidos indígenas. Rudolf Steiner, el místico austriaco de comienzos del siglo XX, contribuyó a crear un tipo de curación llamado eurritmia. Combinando movimiento, música y poesía, la eurritmia es una elegante forma de rito. Se dice que sus movimientos lentos y gráciles contribuyen a la salud y bienestar general, y se han usado para tratar el asma, la tartamudez y trastornos respiratorios. Sus practicantes aprenden a moverse en círculo y a hacer gestos que simbolizan los intervalos musicales y los colores tonales mientras una persona debidamente formada toca el piano. Varias modalidades modernas de psicoterapia han combinado también movimientos prolongados y bailes con música, canto o entonación, todo con el objetivo de permitir que la información retenida en el cuerpo entre en la conciencia y haga su papel en el proceso de curación.

 

A juzgar por el número de personas fascinadas por la música pop, podría ser que los sonidos contemporáneos produjeran algunos de los efectos transformadores de los terapeutas musicales, médicos indígenas y sanadores de la mente-cuerpo. Ciertamente hay un trasfondo mítico en gran parte de la música rock. Podría ser que Bruce Springsteen sea un Orfeo del trabajador contemporáneo, que encarna la apremiante situación de la juventud moderna en el acto de abrirse camino penosamente por el mundo subterráneo en busca de una amada perdida, cometiendo innumerables errores y tomando rutas equivocadas. La imagen del pinchadiscos como chamán urbano es corriente en la mitología moderna.

Con frecuencia me preguntan sobre el lugar de la música rock en la curación, y si la música de Pearl Jam, Elvis o Elton John es capaz de crear el efecto Mozart. La respuesta es compleja, porque la música rock es muy variada. El heavy metal es diferente de Phil Collins. Para los cincuentones, algunas de las bandas actuales hacen parecer barrocos a Little Richard y Jerry Lee.

En general, la música fuerte y golpeada es destructiva para los oídos, pero para crecer el cuerpo necesita moverse, cantar y bailar, aliviar la tensión y encontrar su ritmo natural. Sin embargo, la sociedad moderna no siempre permite esto y por lo tanto ha surgido una forma potente de música para llenar ese vacío. Mi padre, que se crió en una granja de la zona rural de Arkansas, no tenía ninguna necesidad de rock and roll. Cada tarde, a la una en punto ya estaba empacando fardos de heno, con ese movimiento total de pelvis que sirve para desarrollar el cuerpo en sus años de adolescencia. Cuando no se tiene ese tipo de salida para las energías, cuando la gente no tiene la oportunidad de vibrar, agitarse y girarse, la sociedad inventa, digamos un Elvis la Pelvis.

Por una parte, la música rock genera tensión y frustración; por otra, la libera. La música rock, podríamos decir, es una moneda de dos caras que se echa a cara o cruz constantemente.

El efecto Mozart, Don Campbell

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Artículo para debatir

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En esta sección proponemos la lectura de un artículo, del cual creemos que surgirán opiniones opuestas. La idea es debatirlas de manera inteligente y respetuosa. Habrá quienes estén a favor del contenido de los artículos que publiquemos en esta sección así como quienes no estén de acuerdo por algún motivo que sabrán exponer. Creemos que el debate es un medio adecuado para descubrir y descubrirnos.

 

Internet y la TV pueden acelerar el odio y la intolerancia


En su libro, The Braindead Megaphone (algo así como El megáfono descerebrado), el escritor norteamericano George Saunders, dice que en la TV e Internet los valores humanos están en retroceso.

 

George Saunders era un escritor de culto en los Estados Unidos hasta que su último libro de ensayos, The Braindead Megaphone (algo así como El megáfono descerebrado), salió a la luz y se convirtió, casi inmediatamente, en un best seller.

El libro desarrolla la idea que Saunders expuso en la entrevista con La Nacion: "La era de la hipercomunicación, con Internet y la televisión, puede acelerar el odio y la intolerancia". De un día para otro, este autor de cuentos y novelas que satirizan la cultura corporativa y el consumismo recibió invitaciones para ir a decenas de programas de radio y televisión... para hablar de un libro cuyo eje central es, precisamente, la creciente banalidad de la televisión norteamericana y el daño que puede causarles a los espectadores.

"Imaginemos una fiesta. Los invitados hablan sobre temas que les interesan, dan voz a sus opiniones y escuchan atentamente las de los demás -escribe Saunders al comienzo del ensayo que da título al libro-. De pronto entra un tipo con un altoparlante. No es el más inteligente de la fiesta, ni el más experimentado, ni el más articulado. Pero tiene ese megáfono." Intuitivo, informal: así es este hombre de 51 años. Saunders no es un filósofo ni se dedica a crear un pensamiento sistemático, sino un escritor y ensayista sensible que intenta transmitir los temores que el mundo actual le inspira.

-Cuando nuestros hijos sean adultos habrán visto una inmensa cantidad de asesinatos y muertes en la televisión, el cine, los videojuegos. ¿Cree que esto afectará de algún modo su sensibilidad y su relación con el prójimo?

-Me parece que debe afectarlos, ¿no cree usted? Cuando mis hijos eran pequeños, hice todo lo posible por restringir la cantidad de violencia que veían. Luego, mi esposa y yo pensamos que los estábamos formando mal, y aflojamos las restricciones. Nunca olvidaré lo que sucedió después. Les mostramos lo que, para mí, era una película bastante inocua, Los cazadores del arca perdida . Y nuestra hija, que tendría diez años, se puso a llorar cuando vio el cadáver del ayudante de Indiana Jones. El tipo muere cuando una lanza le atraviesa el pecho. Y yo pensé: "Dios mío, le he mostrado adrede un asesinato a mi hija como si no fuera gran cosa, ella reaccionó de la manera en que cualquier ser humano decente reaccionaría ante un asesinato... ¡y mientras tanto yo estaba sentado a su lado, comiendo pochoclos!"

-¿Piensa que la violencia, la política y la moral son diferentes ahora que en el pasado? ¿Qué hace, a su juicio, que nuestra época sea tan distinta de las anteriores?

-Tal vez nada haya cambiado. Pero parte de la dinámica del mundo ha sido siempre que el sector con tendencia hacia la tolerancia y la empatía ha estado diciendo "¡alerta!". Así que tenemos que seguir haciendo eso, aunque más no sea para conservar el equilibrio. Sin embargo, tengo la sensación de que nuestro increíble poder de comunicación acelera las cosas: acelera el odio, acelera la intolerancia. Tal vez esto obedezca simplemente a que el número, la frecuencia y la capacidad de seducción de nuestras comunicaciones electrónicas empiezan a opacar las comunicaciones de escala más humana. Caminamos todo el día por ahí sin prestarles atención a pequeños actos de generosidad, actos humanos, que muchas veces ocurren frente a nuestras narices. Esto nos debilita y nos hace pasivos. Cuando reviso mi e-mail , cosa que hago unas 400 veces diarias, la página de AOL siempre está ahí vociferando algo monstruoso: "¡Un hombre devoró a su propio cachorro!" "¡Asesino asesina a otro asesino!" La frecuencia y el grado de espanto son mucho más altos que en la vida real. Es una especie de retrato animado megaviolento acerca de la vida. ¿Y por qué? Por el rating.

-Usted ha escrito mucho acerca de la "falsa urgencia" de los medios norteamericanos y, sobre todo, de la televisión. En su opinión, ¿cuáles son las cosas realmente importantes de las que los medios deberían estar hablando?

-Creo que no se trata tanto de qué hablan los medios, sino de cómo lo hacen. No sé cómo son las cosas en la Argentina, pero en los Estados Unidos parece que el principal objetivo de los canales que transmiten noticias las 24 horas es dejar al espectador agitado, molesto, resentido y enojado con aquel que se percibe como "otro". ¿Y por qué? Bueno, por el rating. Esto es tremendamente cínico y no tiene nada que ver con construir un mundo mejor. Se trata, simplemente, de un entretenimiento perverso.

-No podemos legislar contra la banalidad de los medios audiovisuales, pero quizá podríamos legislar para tener una mejor educación. ¿Qué sucedería si los niños fueran advertidos sobre el poder del rating? ¿Cree que esto sería posible?

-Me parece una gran idea. En Estados Unidos, en el nivel universitario, hay algunas materias relacionadas con lo que usted plantea. Pero creo que sería bueno que también en las escuelas primarias y secundarias se hablara sobre esto. Y es que hay un arma gigantesca, millonaria, seductora y muy poderosa apuntada hacia nosotros. El propósito de esa arma es enriquecer a quienes controlan el arma. A veces esa arma parece atentar contra nuestra humanidad más básica. Así que, ¿por qué no habríamos de protegernos aprendiendo acerca del arma? Quién la controla, cómo funciona, cómo es la índole de sus distorsiones, quién se aprovecha de ella. Esto, me parece, es la base de una buena ciudadanía.

-En uno de sus ensayos, usted habla sobre la necesidad de resistir la tendencia a generalizar. ¿No es eso lo que hace la buena literatura? ¿Quizá la política sea el arte de generalizar y la literatura de lo específico?

-Me parece que tiene razón: lo específico, lo singular, es la literatura. Cuando imaginamos completamente, en detalle, nuestra tendencia a odiar a un "ellos" abstracto se desvanece. Para mí, el secreto está en tratar de recordar que la otra persona, quienquiera que sea, es muy parecida a mí. Que es casi igual que yo. Y de esto trata la literatura: de proporcionar una especie de meditación guiada hacia dentro de la cabeza de otra persona, hasta lograr que esa persona nos importe.

Mori Ponsowy
Para LA NACION

 

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Web recomendada

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◊- Buscador de Google para discapacitados visuales  -◊

El Laboratorio de Google acaba de lanzar un excelente experimento que permite realizar búsquedas en Internet, a personas disminuidas visualmente.

Accessible Web Search for the Visually Impaired devuelve resultados que puedan ser leídos fácilmente por los deficientes visuales, webs construidas y diseñadas para los navegadores que los ciegos y deficientes visuales utilizan.

Desde un navegador convencional escuchamos un sonido cuando seleccionamos cada enlace y se produce un efecto de zoom sobre el mismo.

 

http://labs.google.com/accessible/
 

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¿Qué es lo que vemos?

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◊- ¿Listo para cocinar? -◊

En la imagen siguiente podrás ver varios utensilios utilizados para cocinar ¿Puedes ver los que se encuentran ocultos?

 

 

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Glosario de Educación Mental

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En esta nueva sección intentaremos esclarecer algunos términos frecuentes en los artículos y tips de Educación Mental que publicamos habitualmente.

 

Tales términos algunas veces son de uso común en varias disciplinas y - sin pretender cambiar los significados originales - explicaremos nuestra aplicación particular.

◊- Arquetipo -◊

 

Término acuñado por Jung para nombrar a contenidos de lo que llamaba lo inconsciente colectivo. Arquetipos serían un conjunto de patrones de comportamiento que fueron pasando de generación en generación como herencia común de la humanidad. De acuerdo a Jung, la evidencia de esto se encuentra en la similitud de los símbolos para fertilidad, nacimiento, muerte, etc. en diferentes culturas y a lo largo del espacio y el tiempo.
 

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Los secretos del cerebro. Parte 8

En esta serie de videos mostraremos los secretos del cerebro presentados en una serie difundida por The History Channel.

 

 

 

 

 

Música para nuestro equilibrio físico, mental y emocional

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"Musicoterapia es la utilización de la música y/o de sus elementos (sonido, ritmo, melodía y armonía) por un Musicoterapeuta calificado, con un paciente o grupo, en un proceso destinado a facilitar y promover comunicación, aprendizaje, movilización, expresión, organización u otros objetivos terapéuticos relevantes, a fin de asistir a las necesidades físicas, psíquicas, sociales y cognitivas. La Musicoterapia busca descubrir potenciales y/o restituir funciones del individuo para que el / ella alcance una mejor organización intra y/o interpersonal y, consecuentemente, una mejor calidad de vida. A través de la prevención y rehabilitación en un tratamiento."
Definición de la Federación Mundial de Musicoterapia.

 

Este es nuestro humilde aporte.

En esta edición: Stellamara

 

Escuchar a Stellamara es una nueva experiencia de las fábulas místicas, profundas voces del alma, los ritmos tribales de la Tierra y las ondas expansivas de la música que en el flujo y reflujo, penetran a través y más allá el espíritu del oyente en horizontes invisibles que apenas se ha imaginado.

 

http://stellamara.com/

 

 


 

 

 

 

 

 

Simbología

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A diferencia del lenguaje articulado, los símbolos son entes sutiles, de significado enteramente sugestivo, espiritual y trascendente. Los símbolos se refieren a un mundo espiritual e imaginario que se ha manifestado en una extensísima tradición cultural. Todo símbolo aparece con un significado que señala un sentido trascendente. Los mitos están llenos de símbolos y las alegorías se sirven de ellos. Los símbolos sugieren lo que no puede presentarse directamente. El alcance universal de los símbolos se nos hará evidente, más de una vez, de manera sorprendente.

◊- El roble -◊

 

Es un árbol consagrado a Júpiter y Cybele, que significa fuerza y vida larga. Su consagración a Júpiter puede derivarse de la creencia antigua de que el roble atrae el rayo. El roble tenía este sentido simbólico y alegórico en todas las culturas arias de Rusia, Alemania, Grecia y Escandinavia. Como todos los árboles, también representa el eje del mundo.

 

Nuestro regalo

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Hola amigo, en esta edición especial te regalamos este e-book:

 

Titulo: Los ojos de Heisenberg

 

Autor: Frank Herbert

 

Descarga:

http://www.divshare.com/download/10157323-86d

 

Los e-books estarán disponibles para bajar durante los siguientes 15 días de la emisión del boletín.

 

 

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