25-07-97
F. Le estaba hablando a Mami acerca de unas personas que pasan por mi mente bastante seguido, y no precisamente por santos. Ella me dijo:
M. Hija, ellos no conocen de la vida de Gracia como vos.
F. Pero saben lo que es pecado y lo que no, sin embargo no hay interés de corregirse.
M. Si supieras, hija... (suspira mi Mami). Ellos no han recorrido ni la mitad del camino que tú recorriste. Tú has amado, por eso te has entregado. Si no aman a Dios difícilmente se entreguen a Él. Por eso solamente debes rezar y esperar para ver algún día los frutos de tu oración. Por lo demás no te preocupes, Yo velo por tus intereses
(Mamá me dijo que lea el Salmo 50).
F. Mamá María, tengo muchas tentaciones últimamente.
M. Son para tu crecimiento y maduración.
M. Ese matrimonio no se va a realizar como Dios quiere. Ellos no se casan para servir a Dios sino para satisfacer un sentimiento egoísta.
Tú quédate en Mi Corazón y verás todo claramente.
No vayas, a menos que te inviten.
F. Entonces no les va a ir bien.
M. Van a sufrir mucho.
Sin embargo, el que se entrega a Dios vive una vida de santidad también en el matrimonio.
Y Dios recompensa al "matrimonio santo" dándole autoridad para juzgar, después, a otra clase de uniones que desfiguran la Obra de Dios.
Estos matrimonios santos vendrán a juzgar con el Padre.
Donde hay verdadero arrepentimiento, hay enmienda.
Donde no hay arrepentimiento, hay desgracia.
Por eso la necesidad de educar a los hijos en el amor a Dios, para que sus opciones apunten siempre hacia la Santa Voluntad de Dios.
¿Comprendes hija que debes ser luz y sal de la tierra?
En un hogar donde se ama a Dios, todos pueden glorificarlo con sus obras.
Quien ama a Dios lo glorifica con su propia vida.
No temas hija al qué dirán, y ven a Mi Corazón a sacar toda la riqueza que tengo para dar.
F. Entonces por qué permitís que se casen.
M. Ya hablé de todas maneras.
Al final, Mi Corazón Inmaculado triunfará.
F. Madre, tengo tanto que agradecerte.
M. No temas, hija, te esperan grandes alegrías en Mi Corazón. Tengo tanto para dar...
Yo soy tu riqueza, hija. Soy Sede de la Sabiduría.
Después dirás: "Esto me regaló María, aquello me regaló María...".
¿No estás orgullosa de tu Madre?
¿Confías en Mí? ¿Confías realmente?
F. ¿Qué querés, Madre?
M. Que reces el Rosario.
M. ¿No me agradeces tantos cuidados?
M. Para un alma pequeñísima el "yo quiero" no existe. Ella recibe todo como venido de su Padre y espera todo de Él.
F. Pregunté a Mamá María acerca de la fuente y por qué no le dan tanta importancia. Las personas sólo la consideran como lugar de paseo y no como lugar de oración, de gracia, lugar bendito. Ella me dijo que abriera la Biblia y leyera Ezequiel 33, 32-33.
También Mamá María me dijo:
M. "Ellos no tienen Fe, tienen el corazón endurecido". Por eso no hay milagros. Pero no te preocupes, Yo soy fiel a Mi palabra.
No temas, hija mía, no temas por nada. ¡Tan pequeñita!
27-12-00 “Quiero que Mi mensaje se publique “todos los días”.
Es el alimento para Mis hijos. No temas al que dirán.
Yo sabré llegar a las almas.
Yo te hablo, al corazón, también a ellos quiero hablarles al corazón.”
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